En los libros de texto se marca el 12 de octubre de 1492 como el glorioso día en que Cristóbal Colón descubrió América. El ‘descubrimiento’ fue la llegada, totalmente azarosa, de Colón al continente americano en su empeño por demostrar que la Tierra era redonda.
En su camino hacia las Indias, se topó con este obstáculo, de miles de kilómetros de costa a costa, obstáculo que acabó definido a este lado del océano como el ‘nuevo mundo’. No obstante, con el tiempo este concepto ha comenzado a disgustar en tierras iberoamericanas, donde muchos no conciben que a día de hoy se siga celebrando el hecho de que los americanos fueran “descubiertos”.
Si bien en España el 12 de octubre es festivo nacional, son muchos los trabajadores que agradecen tener un día libre pero que, por principios, prefieren no celebrarlo. De hecho, el sindicato Intersindical-CSC está intentando promover queel Día de la Hispanidad sea laboral porque, consideran, representan conmemoraciones alejadas del sentido de algunos trabajadores que “se niegan” a celebrar fechas relacionadas con “genocidios supremacistas”. El Día de la Hispanidad es, ciertamente, celebración en España, pero su origen fue una denominación extraoficial, el Día de la Raza, y con este nombre aún se celebra cada 12 de octubre en muchos países latinoamericanos, como México, Colombia, Honduras o Uruguay.
No obstante, muchos otros han decidido ir cambiando la denominación de la “fiesta”: en Argentina ha pasado a llamarse Día de la Diversidad Cultural; en Chile, el día del Encuentro de los Dos Mundos; en Ecuador ha pasado a ser el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad… y así en muchos otros países. ¿Pero se modifica la percepción de la festividad cambiando solamente su denominación? La respuesta a esta pregunta difiere, en función de a quién preguntemos. En Ecuador, por ejemplo, fue el expresidente Rafael Correa quien declaró en 2011 que el 12 de octubre fuera el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad, con la intención de dejar atrás un festejo basado en el concepto de colonia española y subrayando la coexistencia de “diversas nacionalidades indígenas”.
Desde la población indígena, no obstante, no consideran que haya sido el cambio correcto. “Sí, se reconoce que no se puede festejar una invasión, pero esa historia no se cambia por la que consideramos que fue la verdadera historia, la historia de masacre, explotación, violación y ultraje”, explica Katy Betancourt Machoa, quien fue dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) hasta 2017, momento desde el cual ostenta el cargo de secretaria de su propia comunidad kichwa. “La historia de hoy ya no es la de la invasión, aquella historia que cuenta que vino el héroe europeo Cristóbal Colón y nos dio la luz. Ahora ya asomamos los pueblos indígenas, ya existimos, pero lo hacemos en una relación de intercambio de culturas que no fue tal”, añade. Lo cierto es que el cambio de denominación sí ha modificado también la percepción de la fiesta, según Machoa, pero no como debería: “Ahora se dice que ya somos reconocidos, que no somos animales como lo éramos antes y tenemos derechos. Pero eso no es cierto, porque la condición histórica de desigualdad aún no se ha superado”.
La verdadera historia del 12 de octubre es que Colón nos exterminó, trajo enfermedades… y nos dejó en años de desventaja
Machoa, en nombre de su comunidad, insiste en una palabra: la restitución. “Seguimos teniendo que luchar por una tierra que fue nuestra, y el Estado no lo reconoce”, lamenta. “La verdadera historia es que con la llegada de la invasión española se nos exterminó; nos trajeron enfermedades… y nos dejaron con años de desventaja”, añade, si bien deja claro que aquellos que opinan que la llegada de Colón al continente americano favoreció a los nativos también debe respetarse. “Todas las opiniones son respetables pero es importante crear un diálogo. Yo misma me pregunto qué habría pasado si los españoles no hubieran llegado… ¿qué habría sido de nuestra cultura sin esta invasión española? No lo podemos saber, pero sí sé que mi comunidad no tiene colegio, tienen que caminar tres horas para ir a la escuela… Muchos de los jóvenes indígenas no tienen acceso a Educación superior, no ingresan en centros de estudios”, lamenta.
“Si alguien planteara que la colonización es algo positivo entiendo que es un punto de vista, pero ese punto de vista parte precisamente de la visión de la colonización”, explica Machoa, que recuerda que el uso de las palabras es importante para su comunidad —”Nosotros no decimos América, decimos Abya Yala”—. “¿La colonización fue positiva? Sí, para la concentración del capital. ¿A España que le quedó de eso? Nada, porque no pudo sostener todo lo que saqueó de América”, apunta, recordando que el capitalismo “tendrá algunas cosas buenas” pero insiste en que “trae miseria” e “inequidades”. “Es un sistema que monopoliza cada vez más los recursos producidos por toda la sociedad. ¿Positivo? Solo para la gente que acumula esas riquezas que son de todos. Si eso le parece positivo… es una opinión. A mí no me lo parece”.
Desde ésta y otras comunidades nativas de la región fomentan la celebración del 12 de octubre bajo un lema que ya lleva varios años escuchándose también en España, el #NadaQueCelebrar. “Compartimos esa misma idea”, explica Machoa. “Para nosotros es el día de la resistencia, el día en que los pueblos originarios hicimos frente a la llegada de la invasión española. Y hemos logrado resistir, han sobrevivido nuestras formas organizativas, nuestro idioma, nuestros conceptos… todo eso no lo conoce España y ha sobrevivido porque todavía existimos los pueblos”.
“No hubo descubrimiento, y tampoco encuentro”
Desde México la percepción es diferente: allí todavía se celebra el Día de la Raza. Desde el propio Gobierno celebran el 12 de octubre como el aniversario del “descubrimiento de América”, aunque lo presentan como el festejo de un “vínculo entre el Viejo y el Nuevo Mundo”: “ambos se interconectaron, iniciando así su intercambio cultural, comercial y religioso”. Y en la calle no existe tanta reivindicación. Andrés Sánchez es pedagogo de profesión y actualmente colabora con una asociación que promueve la inclusión financiera en zonas rurales e indígenas en México. ¿Pero por qué hablar del 12 de octubre en México con un licenciado en Pedagogía? Tiene su lógica: la primera celebración del Día de la Raza en México tuvo lugar durante el Gobierno de Álvaro Obregón, en 1928, a petición y sugerencia de José Vasconcelos, entonces titular de la Secretaría de Educación.
“Lo hizo como un concepto de multiculturalidad”, explica a este periódico Andrés Sánchez. “No se festeja una cultura o una sociedad indígena, porque eso lo hacen los propios pueblos en sus propias fechas. Este país es enorme y festejamos como un sentido de identidad diversa”, señala. Precisamente por esta razón no comprende que exista la posibilidad de que se modifique la denominación del 12 de octubre. “Todos entendemos nuestra idiosincrasia: el Día de la Raza es conmemorar que existen muchas razas y que éstas se combinan”, agrega.
A pesar de ello, Sánchez no considera que hubiera un “descubrimiento” como tal. “Considero que no hubo un descubrimiento, y tampoco fue un encuentro: nadie se organizó previamente para que esto pasara. Fue una invasión, seguida de una conquista espiritual y unas alianzas provocadas por los contextos históricos internos de la propia región”, explica. Esto generó, por su parte, “consecuencias positivas, negativas y otras, las más abundantes, con tonos grises”. Aun así, continúa, “juzgar a Cristóbal Colón por su ambición y por las órdenes de su reinado me parece fuera de contexto”.
¿Fue positiva, entonces, la colonización en México? Tampoco hay una respuesta rotunda: “Podemos rescatar cosas de lo sucedido, pero también me hubiese gustado que no hubieran destruido tantas otras cosas… Pero no hay forma de saber qué habría pasado si no hubieran venido. Me habría gustado que hubiera más registros por parte de los españoles de las actividades indígenas, que los españoles hubieran tenido más curiosidad por aprender y no por saquear. Ambas culturas tenían mucho que aprender la una de la otra, pero no fue así”, sostiene. En cualquier caso, a día de hoy los mexicanos, subraya, no tienen en mente el 12 de octubre como “un evento primordial”, como sí lo son la Navidad o la Independencia —más conocido como el Día del Grito—.
En Estados Unidos tampoco se ha dejado de celebrar, aunque no coincide con nuestro 12 de octubre: cada segundo lunes de octubre es el Columbus Day. Así a todo, ya no es lo que era: en muchos estados ha dejado de ser fiesta y en otros se ha reconvertido en el Día de la Resistencia Indígena. Para los que han optado por esta reinterpretación de la jornada, la frase que se repite es aquella del ‘Nada que celebrar’.
Información: El Confidencial