Dos Puntos visitó uno de los poblados más pobres del Estado, San José de los Lirios, en Bacalar, donde las familias no cuentan con agua potable, telefonía ni educación. En Quintana Roo, más de 107 mil personas viven en pobreza extrema, donde la presencia del Estado es casi nula; sólo 365 mil personas son consideradas no pobres en una población de un millón y medio de habitantes.
A la buena de Dios
Cuenta Eulalia Pedro Mateo -mientras se espanta los mosquitos- que San José de los Lirios, el pueblo donde crecieron ella y sus 14 hermanos, fue el primer asentamiento de refugiados guatemaltecos en Quintana Roo. Allí llegaron sus padres Antonio y María hace años. Entonces eran muchos, había una escuela enorme, que hoy duerme abandonada a unos pocos metros de su casa, y ya casi todos se han ido. Apenas unas 9 familias quedaron a merced de una tierra que se inunda o se cuartea sin términos medios.
La dura y precaria vida de este paraje los obliga a beber agua de pozo y comer carne cada 15 días. Olvidadas, a la buena de Dios, las 32 personas que habitan el poblado, a 80 kilómetros de Bacalar, deben recorrer 2 kilómetros para tomar la combi; y los niños, 8 kilómetros para llegar a la escuela. Totalmente incomunicados, la señal de celular se pierde 12 kilómetros antes de llegar.
Sueño con algo distinto
“Tengo 39 años y siempre hice de todo: cuidar los animales, limpiar el gallinero, sembrar la milpa, cortar maleza, dar de comer a los puercos. Hace unos años me fui a trabajar en Cancún en el aseo, ahí conocí a mi pareja y luego nos separamos y me regresé a los Lirios con mis tres hijos.”
“Ahora, ellos también hacen de todo: cuidan los animales, limpian el gallinero, siembran la milpa… pero sueño algo distinto para ellos”, dice cubriéndose la cara con sus manos para ocultar las lágrimas que brotan de repente, “pero nunca se lo voy a poder dar”, afirma bajo un sol empeñado en sacar hasta la última gota de sudor de los cuerpos.
Mayor concentración de riqueza y más pobres en México
La confederación internacional Oxfam publicó un informe sobre la profunda brecha entre ricos y pobres. Según la ONG, los ricos equivalen solo al 1% de la población mundial, el 6 % cubre sus necesidades y un poco más; y el resto se encuentra en la línea de la pobreza. Un ejemplo clarísimo de esos datos sigue siendo Quintana Roo que, pese a su desarrollo turístico, es uno de los estados más desiguales del país.
En nuestro estado la pobreza y la riqueza coexisten muy cerca. Conviven el mejor resort de México, el Rosewood Mayakoba, donde la habitación más cara cuesta 232 mil 342 pesos, con miles de familias que pasan sus días engañando al estómago.
El más reciente informe del Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social (Coneval), señala que dos millones de mexicanos se sumaron recientemente a la categoría de pobreza, al pasar de 53.3 millones a 55.3 millones.
En Quintana Roo, un Estado que según datos de la Secretaría de Turismo (Sedetur) aporta el 50 por ciento de ingresos por turismo al país, la cantidad de pobres equivale a 563 mil personas, casi el 40 % de su población.
En el camino…
Llegar a San José de los Lirios es transitar un largo camino, perder la señal de celular a unos pocos kilómetros de andar, y ver escenas como detenidas en el tiempo y que se repiten a lo largo del viaje. La vida transcurre espesa, como en cámara lenta donde hay marginación y pobreza; la desesperanza es un sentimiento tan denso que golpea en cada diálogo, en las miradas perdidas en un horizonte que es igual para padres e hijos.
“Si quieres ver dónde está la pobreza, tienen que ir más allá”; dijo un guía de la zona que accedió a acompañar a Dos Puntos a San José de los Lirios, donde se comprueba lo que dicen organizaciones como Oxfam: que la desigualdad en el mundo ha alcanzado unos niveles sin precedentes.
De acuerdo al Informe de Pobreza y Evaluación, Quintana Roo ocupa el lugar 26 en porcentaje de población en pobreza y el 21 en porcentaje de población en pobreza extrema; en ese mismo estudio las localidades con mayor índice de pobreza son X-Cabil; Huay Max; Tepich; Santa Rosa Segundo; Sacalaca; Kuchumatán; Sabán; Maya Balam; Señor y Dzulá.
El destino original para realizar el reportaje era Maya Balam.
Eulalia en la milpa
“Me gustaría darles una mejor vida a mis hijos, pero nunca voy a poder”
-¿Qué te gustaría darle a tus hijos que hoy en día no puedes?
-El estudio… (alcanza a decir y se produce una larga pausa que da lugar a un mar de lágrimas silenciosas) Me gustaría darles una mejor vida a mis hijos, pero nunca se lo voy a poder dar.
Es que a veces no tengo mucho que dar, a veces te piden cosas: mami quiero comer esta, mami quiero comprar esa cosa que mi amiguito tiene, mami mi compañerito estaba comiendo una sabrita y no me invitó. Ahh pero piensas que es comida buena esa?, les digo. ¡Eso es pura chatarra!, así les hago pasar a ellos.
-Mandas a tus hijos a la escuela?
-Es lo que digo a mi hija, que salga adelante porque esta vida es difícil, no es nada fácil. A veces le digo yo a ella: no me gustaría que vivas como lo que vivo yo ahorita con ustedes (sic).
– Cuando estaba la escuela, ¿iban a clases?
– Cuando se construyó esta escuela (la que está abandonada) estudiaban algunos, y otros no, por lo mismo que mis papás no tenían mucho que darnos nos llevaban al monte a trabajar y luego me fui a trabajar en el aseo en la casa de un señor y nos atendió bien, ya no seguí estudiando.
Pero como les digo yo a ellos, tienen que estudiar, no les gusta esta vida, tampoco me gustó a mí, pero lo que yo quiero es que estudien para que puedan salir adelante, si no hay estudio, nadie les va a recibir en un trabajo.
-¿Qué les dices a tus hijos?
-Yo les digo yo a ellos, aquí pasando unos años más van a crecer y, mientras no estás preparado, no va a haber trabajo pa´ ti, y cuando más vieja que ya te quedas, también ya en ningún lugar te van a solicitar, he viso que piden de 18 a 30 años, de más pa´ arriba ya no sirves, pero como están chicos no entienden, pero la más grande, mi hija, sí; bendito sea Dios me ha salido bien en la escuela.
-¿Qué haces cuando los quieres consentir?
-A veces viene el panadero, a veces me voy con mi hija en la moto a Buena Esperanza, me voy a comprar pan, su galleta de ellos, les compro su refresco, vengo acá con mi papá a comerlo, con ellos, porque ellos me invitan un plato de comida cuando matan puercos…así. Cuando ellos cumplen años igual, como no hacemos una fiesta grande, a veces le toca pastel; si no le toca a uno ese año que le compre pastel, para el próximo le tocaría, para que no digan: no que nada más a ella quieres.
-¿Reciben ayuda del gobierno?
-Aquí no llega ninguna ayuda, solo cuando hay elecciones traen unas láminas y así. A veces fuimos a pedir gasolina, pero nunca dan. Una vez fui de paso y llegué al DIF, porque aquí vinieron a prometer despensas, y a la mera hora vas y no te dan, me dijeron que solo era para la tercera edad. Mejor así ni lo prometes, ni digas nada. ¿Te imaginas si pones el pasaje para ir solo a eso?, son 120 pesos de la combi. Fue la última vez, ya no regresé.
-¿Qué trae la bolsa de despensa?
-Medio kilo de arroz, medio litro de aceite, medio kilo de frijol que es lo que siempre comemos aquí.
-¿Cómo comienza el día?
-Me levanto a las cinco y media para preparar su desayuno de ellos, se van a las siete de la mañana a la escuela y, como a las tres y media, cuatro regresan. Allá comen su desayuno y lo que les sobra ya comen por ahí de las doce, cuando salen otra vez de receso.
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Si tomamos en cuenta las cifras y estadísticas podemos inferir que el éxito turístico de nuestro estado no decanta en una mejor calidad de vida de sus habitantes, sobre todo en las comunidades de la zona maya donde se encuentran los municipios con mayor índice de pobreza.
Según el estudio de Oxfam, actualmente la desigualdad en el mundo ha alcanzado unos niveles sin precedentes. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico, y mientras los ricos del planeta evaden impuestos en paraísos fiscales, en el grueso de la población se concentran pobreza, hambre y exclusión.
Texto: Silvina Brizuela / Fotos: Luciano Núñez