¿Será este el final de los delfinarios?

Lo que sucede detrás de las albercas donde saltan y juegan los delfines no siempre se conoce. Esto es la otra cara de la moneda detrás de la lucrativa industria de los delfinarios.

Por Alejandro Olivera para The Huffington Post México.

Neumonías, septicemias, colapsos respiratorios y digestivos, miopatías, estrés, traumatismos, sofocaciones y obstrucciones intestinales son algunas de las causas de muerte documentadas de delfines en cautiverio en los delfinarios en México durante los últimos 20 años. Lo que sucede detrás de las albercas donde saltan y juegan los delfines no siempre se conoce. Esto es la otra cara de la moneda detrás de la lucrativa industria de los delfinarios.

Los primeros delfinarios en México obtuvieron sus ejemplares mediante capturas en su medio natural, no solo de aguas mexicanas sino también importados de otros países. Esto a través de una persecución violenta que tiene el fin de agotarlos para capturarlos en una red, lo que llevó a prohibir la captura de delfines en el mar, así como su exportación e importación desde 2002. Sin embargo, desde esta regulación, el número de delfines que vinieron al mundo en cautiverio, que nacieron en una alberca y que nunca nadarán libremente en el mar se ha incrementado para llegar a más de 300 ejemplares esparcidos en diferentes delfinarios, de los cuales la mayoría se encuentra en Quintana Roo.

TENDENCIA MUNDIAL

Mientras que en México el número de delfines en cautiverio sigue incrementándose y se han desarrollado técnicas para la reproducción asistida, en otros países la situación es diferente. Por ejemplo, Chile y Costa Rica ya prohibieron el cautiverio de delfines desde 2005. La India, en 2013 adoptó una ley prohibiendo la apertura de cualquier delfinario, refiriéndose a los delfines como a “personas no-humanas”, Suiza ha prohibido la importación de mamíferos marinos y la creación de nuevos delfinarios. Otros países establecen unos estándares tan estrictos en cuanto a las condiciones que deben cumplir estos lugares, que resultan demasiado difíciles de conseguir. Debido a estas leyes, no existen tampoco delfinarios en Brasil, Reino Unido, Noruega y Polonia.

Las empresas mexicanas claman las mejores prácticas y el bienestar de los delfines, situación que solo ellas podrán demostrar.

La regulación de esta actividad no paró ahí, es por ello que el Congreso mexicano también prohibió los espectáculos itinerantes, es decir, los circos. Esto por las condiciones en las que eran transportados los delfines y lobos marinos de una ciudad a otra, junto con otros muchos animales. Y por lo mismo se creó la Norma Oficial Mexicana, NOM-135-SEMARNAT-2004, referente a la regulación de la captura para efectos de “investigación, transporte, exhibición, manejo y manutención de mamíferos marinos en cautiverio”.

NUEVA INICIATIVA

Lo anterior no ha sido suficiente. Debido a ello ahora se discute en el Congreso una nueva iniciativa que, de aprobarse, prohibirá los espectáculos con delfines y otros mamíferos como los lobos marinos en instalaciones fijas, es decir, ya no habría delfinarios en México. La iniciativa busca reformar la Ley General de Vida Silvestre con el siguiente texto: “Queda prohibida la utilización de ejemplares de mamíferos marinos en espectáculos fijos o itinerantes, así como cualquier actividad que involucre a estas especies y que no tenga por objeto la investigación científica y la educación superior de instituciones acreditadas […]”.

La iniciativa ya fue aprobada por la comisión de medio ambiente en la cámara de diputados y se turnó para votarse en el pleno. Sin embargo, el oligopolio de empresas como Dolphinaris, Delphinus, Dolphin Discovery, Cabo Dolphins, Dolphin Adventure y Delphinity, agremiadas bajo la Asociación Mexicana de Hábitats para la Interacción y Protección de Mamíferos Marinos (AMHMAR), ha ejercido una fuerte presión sobre los diputados para que no sea aprobada. Pues de ser así, se pondría fin al lucro de estas empresas con los delfines.

DELFINARIOS EN MÉXICO

El público que asiste a los espectáculos y a las “delfinoterapias” desconoce qué sucede detrás de las albercas.

Por su parte, las empresas mexicanas claman las mejores prácticas y el bienestar de los delfines, situación que solo ellas podrán demostrar. El público que asiste a los espectáculos y a las “delfinoterapias” desconoce qué sucede detrás de las albercas, por ejemplo, como cuando muere un delfín por enfermedad y se reemplaza con otro y se le da el mismo nombre.

No sabemos qué va a suceder, las discusiones en San Lázaro han sido muy candentes y el camino legislativo es largo. A pesar de que la comisión de medio ambiente ya votó a favor de poner fin a esta actividad, falta que la mayoría de los diputados vote y de ahí suceda lo mismo en el Senado. En medio de todo esto seguirán los jalones para decidir sobre el futuro de los delfines en cautiverio en México.

El poder legislativo no es el único que puede decidir sobre el futuro de estos animales sorprendentemente inteligentes. Pase lo que pase, nosotros como ciudadanos y turistas también podemos decidir si seguiremos incentivando a esta industria o votaremos a favor de que los mamíferos marinos naden libremente en su hábitat natural.

Alejandro Olivera es biólogo marino, maestro en Ciencias con especialidad en Uso, Manejo y Preservación de los Recursos Naturales, y con un diplomado, entre otros, en derecho ambiental. En su paso por Greenpeace México coordinó la campaña de Océanos y Costas, posteriormente colaboró con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental como coordinador de Políticas Públicas. Actualmente es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y representante del Centro para la Diversidad Biológica en México, organización con más de 1 millón de miembros en Estados Unidos. 

————————————————————————————————————————————Información de The Huffington Post México http://huff.to/2pgCl3r 

*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de The Huffington Post México.