San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Toda espera tiene su tiempo y el día al fin llegó. Desde hacía meses se esperaba ansiosamente la llegada del lunes 13 de febrero en San Cristóbal de las Casas. Desde la oscuridad de las 3.00 am comenzaron a llegar a la unidad deportiva SEDEM (Servicios Deportivos Municipales) vendedores y fieles de distintos puntos del país y del extranjero. Miles se desvelaban para conseguir el mejor lugar, o vender todo lo que se pueda: rosarios, llaveros, estampas, sombreros, pañuelos, palitos para selfies y banderas.
La espera fue larga. En el invierno – a una altitud de más de 2 mil metros sobre el nivel del mar- la noche cae implacable y el frío congela hasta los tuétanos. “Póngase el rebozo mamá, abríguese bien que hace mucho frío”, se escucha a través de las paredes del hostel la mañana del tercer día de la visita a México del Papa Francisco. Juan Manuel llegó junto a sus padres desde Oaxaca la noche anterior, especialmente para ver a Su Santidad. “Sus cuerpos ya no hacen temperatura (sic) y sufren mucho el frío, pero decidimos venir porque ellos tenían mucha ilusión de ver al Papa”, comenta mientras prepara unas tortas de tamal y chocolate caliente para desayunar. El reloj marca las 6:00 de la mañana y la neblina aun no deja ver el día, la luz.
El sendero que duele; “Perdón, perdón hermanos”
Jorge Bergoglio, el papa humilde, que desde el inicio de su pontificado puso en el centro de la atención mundial a los más necesitados, eligió un itinerario cargado de símbolos y no defraudó con el mensaje de sus discursos, sobre los grandes dramas del país como la violencia, los privilegios, el narcotráfico y la corrupción.
El recorrido de Francisco abarcó puntos relacionados con las víctimas del país: La Basílica de Guadalupe, Michoacán, Ciudad Juárez y Chiapas.
Casi 2 kilómetros a pie separan al centro de la ciudad del Sedem, lugar donde ofició la misa para las comunidades indígenas frente a una réplica de la catedral y los cerros de fondo.
La vista se perdía en una fila sin fin de gente que llegaba de las comunidades con su ropa bordada de colores y lana de borrego. El calor sofocante de la caminata y el sol, contrastaban con el frío y la neblina de la madrugada. Las calles tomadas por los fieles que avanzaban al encuentro con su líder, se hacían difíciles de atravesar.
El helicóptero sobrevuela el estadio y la impaciencia se siente, cuando finalmente la muchedumbre llega a las puertas: los rezagados entran corriendo para ocupar el lugar más cercano al escenario. La mayoría de los asistentes está desde las primeras horas y ocupa un lugar de privilegio. Se distribuían miles de bolsas con agua entre las cerca de cien mil personas en una mañana dónde de nada servían aquellos rebozos que la noche anterior se habían vendido como pan caliente.
San Cristóbal de las casas es el lugar de la resistencia y de la dignidad de los indios y, dónde el Obispo Samuel Ruiz García (1924-2011), construyó durante 40 años una iglesia distinta, enfocada al respeto y defensa de las culturas indígenas; lo que le generó rechazo y censura por parte del clero. Hoy, la visita del Papa Francisco a su tumba, y que en la misa se leyeran las lecturas en idiomas tzeltal, tzotzil y chol, representa un reconocimiento a la labor de Ruiz García y un permiso para que las liturgias se oficien en estas lenguas nativas.
“Perdón, perdón hermanos”, dijo Bergoglio en Chiapas, cuna del zapatismo, e instó a las autoridades también pidan perdón por “excluirlos y expulsarlos de sus tierras”.
Li smantal Kajvaltike toj lek – La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma. Pronunciando estas palabras en Tsotsil, la lengua nativa más hablada en Chiapas, dio inicio su homilía Francisco frente a una multitud acalorada pero totalmente emocionada.
Los integrantes de las comunidades indígenas agradecieron al papa “por autorizar nuevamente el cargo de diaconado permanente indígena con su propia cultura, y haber aprobado el uso en la liturgia de nuestros idiomas”. Y agregaron: “Queremos escuchar a Dios y hablarle en nuestro propia lengua”.
Guatemala pide visita del Papa
Zulma Durán, Esmeralda Toledo, Esmeralda Palacios, María Colmenares, son un grupo de amigas que agitan entre lágrimas una bandera de Guatemala. “Quisimos venir a darle gracias a Dios por tener un papa tan cercano a nosotros. Y pedirle que rece por todos nosotros por nuestro Guatemala, que llegue la paz, que ya no haya más corrupción. Dígale si tiene oportunidad que lo esperamos con mucho cariño en Guatemala”
Previo a la llegada del papa, y durante toda su visita por donde se mire hay una mujer o un niño vendiendo algo, otra realidad: para muchos indígenas la visita del Papa Francisco sólo significa la posibilidad de ganar algo de dinero. En San Cristóbal de las Casas, siete de 10 habitantes pertenecen a algún grupo indígena, y el 75% de la población vive en condiciones de pobreza.
Luego de la misa para las comunidades indígenas, el papa móvil recorrió las calles de un San Cristóbal desbordado de gente, donde la ocupación de hoteles y posadas fue casi total. Al llegar al centro lo esperaban en el interior de la catedral unos 500 enfermos y sus familiares con quienes oró pidiendo por su salud.
Ni un centímetro se movió la muchedumbre que esperó por más de dos horas la salida de la catedral de Jorge Bergoglio para verlo por segunda vez, unos segundos más en su camino de regreso al estadio de béisbol, donde lo esperaba el helicóptero que lo trasladaría a Tuxtla Gutiérrez.
No faltaron los desmayos y los golpes de calor que se atendieron en las 18 carpas que instaló la Secretaría de Salud previendo la gran afluencia. Se estima que llegaron unos 200 mil visitantes, lo cual duplica la población de la ciudad.
Con la emoción a flor de piel se encontraba estoico bajo el rayo del sol, Juan Xitumul junto a su esposa Mayra Alvares, quien durante el desayuno platicó a Dos Puntos la razón de su viaje: “Yo dirijo una comunidad en mi pueblo, un consejo comunitario de desarrollo, liderar una comunidad para el bien, cuesta; porque los seres humanos somos complejos. Mi expectativa es que el Papa me deje dibujadas las líneas para poder continuar ese camino”, confesó.
Muchos fueron los símbolos que marcaron la visita del Papa a un México con miles de muertos y desaparecidos; casi 1 millón de desplazados, graves problemas de violación a los Derechos Humanos y un índice de pobreza que alcanza al 45.5 por ciento de la población, 53.3 millones de personas, y dónde Chiapas ocupa el primer lugar entre los estados más pobres.
Jorge Mario Bergoglio no buscó ser una visita cómoda para el gobierno y se sumó con su mensaje al dolor de las víctimas, poniendo en evidencia la triste realidad del país.
La tarde cae y lentamente las cosas vuelven a su cauce en la cuna del zapatismo. El polvo y la lenta ausencia de luz desdibujan las montañas que verán desandar el camino a miles de visitantes.
San Cristóbal de las casas
Jesús Gálvez
No soy creyente pero me dedico a turismo, y como guía de turistas, entiendo la magnitud de este evento. Nunca había venido un papa a San Cristóbal, este suceso es algo muy fuerte, es un suceso histórico sin precedentes.
Qué opina del papa: Yo creo que es un papa que ha disciplinado mucho a la iglesia es extrovertido, es argentino, es un personaje que le ha venido a dar frescura a la religión católica que estaba inmiscuida en muchos chismes y muchos escándalos y entonces considero que él ha venido a darle un fuerte empujón y le ha dado una buena cara, no se ha pintado de ningún color (político) y eso le ha dado un plus.
Guadalajara
Marcos López
Fuimos invitados con El Mariachi Nuevo Tecalitlan de Guadalajara Jalisco a la misa para tocar algunas alabanzas. Es un momento muy emotivo y ya que no pudo ir a tierras jaliscienses, pues nosotros estamos acá muy agradecidos por la invitación.
Un pedido: Aparte de la bendición que nos da a todos, no solo a nosotros como familia sino a toda la humanidad.
Juan Xitumul junto a su esposa Mayra Alvares.
Juan 13 y Manuel 9 , cuidan la Iglesia de Zinacantán
Su mamá los manda a cuidar la iglesia, vigilan que los turistas no tomen fotos, ponen flores, y cuidan que no se apaguen las velas.
Reportaje especial: Silvina Brizuela/Fotos: Víctor Ruiz – Carlos Matus