¿Por qué le tenemos miedo a la depreciación?

PUNTO FINANCIERO

por Iker Andoni Aldecoa Gracián

 Lo primero que se me ocurre es por historia; si bien somos muchos los que no recordamos muy bien aquellas épocas de turbulencias internas y devaluaciones cada 6 años, sí recordamos las penurias de la familia para salir adelante de cada golpe cada 6 años; y la segunda, es el vínculo existente con la inflación.

 En estos momentos nuestro peso se devalúa por una simple razón: están entrando menos dólares a México, no hay vuelta, hay que pagar más pesos por cada dólar, así que desde esa perspectiva el problema es una escasez y no depreciación.

Entonces, ¿por qué están entrando menos dólares? Pues las respuestas a esa pregunta son tan variadas y disparatadas que es difícil escoger alguna; yo me quedo con dos: una, que están entrando menos dólares por la venta de petróleo; y la segunda, porque después de muchos años en los que la economía de Estados Unidos estuvo -en algo muy parecido a la terapia intensiva- por fin muestra signos de recuperación; aunque algunos digan que es disfrazada por la deuda y los inversionistas ante un clima de tanta turbulencia internacional están empezando a ser más reservados en cuanto a asumir riesgos. No quiere decir que México sea un riesgo, simplemente es más seguro invertir sus dólares en Estados Unidos de momento.

Así que una parte de la depreciación del peso es por un fortalecimiento del dólar: con un dólar fuerte necesitamos más pesos para comprar un dólar, pero eso es un factor común en todo el mundo, a todos les costará más de su moneda para comprar un dólar.

Nuestro segundo gran temor es la inflación, ese famoso dato que nadie entiende pero que todos sufrimos, en pocas palabras, es el proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda; causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos. Pero justo ahora en México no ha sucedido gracias a las políticas del Banco Central, en caso de que en los siguientes meses la inflación aumente, el problema no será del todo grave, siempre y cuando se dé solamente en precios de bienes importados o que usen insumos importados y no sea un aumento sostenido y generalizado de precios.

Ahora bien, ¿qué hacer?, ¿cómo librarla? Desde mi punto de vista, un dólar fuerte favorece a México, el extranjero ve más barato a México y viene de visita, el inversionista extranjero ve mano de obra más barata en términos del dólar y viene a México, los propios mexicanos veremos más caro de aquel lado e iremos menos, consumiremos lo local, pues, tanto en productos y servicios como en turismo, así que nos queda ser más productivos, esa es la fórmula: producir más petróleo, producir más productos de exportación especialmente a Estados Unidos, eso fortalecerá a las empresas en México y por consiguiente a su clase trabajadora.

En Quintana Roo es momento de apostarle al desarrollo del sur del Estado de una forma distinta al turismo (sin descuidar a éste último, claro está) la gallina de los huevos de oro está evidentemente en el norte con Cancún y la Riviera Maya, pero con políticas públicas tendientes a fortalecer el mercado interno en el Sur, con un ambicioso plan de atracción de inversiones en sectores estratégicos como la agroindustria, la generación de energía alternativa, desarrollo de tecnologías de información, fortalecimiento de empresas y productores para exportación y, sobre todo, a la educación de nuestras próximas generaciones,  por mencionar algunos, aprovechando un tipo de cambio alto, indudablemente causará un impacto positivo y mejorará las condiciones de vida de una zona que pide a gritos ser escuchada.